Hoy el día prometía, visitaríamos nuestro primer mercadillo navideño. Por eso madrugamos bastante para poder aprovechar bien el día y visitar todos los lugares que llevábamos anotados.
Nuestra primera visita del día sería el Lago Titisee. Su paisaje es realmente precioso, el lago helado y todo rodeado de nieve, hizo que la visita nos encantase.
Aquí visitamos la calle principal de tiendas, el lago y nos acercamos a la tienda Drubba donde vimos el primero de los relojes de cuco gigante que veríamos hoy.
Tras hacer un millón de fotos en el lago y curiosear un montón de tiendas, pusimos rumbo a Schonach donde se encuentra el reloj de cuco más grande del mundo. Aunque este título se lo juegan entre dos de la zona, el de Schonach y el de Eble Uhren-Park en Schonachbach. Nosotros visitamos las dos, así que podéis juzgar por vosotros mismos cual os parece más grande en las fotos.
El hambre ya empezaba a apretar, así que nos fuimos a Triberg, donde pasaríamos el resto del día. Comimos en el restaurante Alt Tryberg, un plato de bratwurst con chucrut y patatas, si estáis por la zona os lo recomendamos. También llevábamos anotado el Café Schäfer donde dicen que es originaria la auténtica tarta selva negra, pero estaba cerrado por vacaciones.
Visitamos la tienda Haus der 1000 Uhren (la casa de los mil relojes de cuco), impresionantes cada una de las piezas e impresionante también el precio de cada una de ellas.
Para el resto del día teníamos un plan especial, pasaríamos la tarde en el Triberg Christmas Magic, un mercadillo de Navidad que se celebra entre el 25 y el 30 de diciembre y donde las cascadas más altas de Alemania se convierten en un espectáculo de agua y luces. Cerca de un millón de luces de colores iluminan cada año la cascada y los caminos que llevan a ella. En la zona principal se encuentran las cabañas de madera con productos típicos navideños y un escenario donde hacen conciertos y distintos espectáculos.
El precio de la entrada es de 14€ por adulto y aunque se antoja un poco caro para lo que realmente es, para nosotros mereció la pena, ya que ese día en las cascadas tuvo lugar una actuación de fuego, luces y música realmente impresionante.
Derrotados de todo el día de visitas, nos fuimos a Schiltach, nuestra base para esta noche. Nuestro alojamiento se encontraba en la propia plaza del ayuntamiento, así que pudimos verlo antes de irnos a dormir.
