Antes de nada, feliz día de Asturias! Que no nos olvidamos de la tierrina por muy lejos que estemos 🙂
Hoy amaneció un día estupendo en Takayama, algo de Sol, bastantes nubes y unos 28 grados, osea, un clima perfecto para la excursión que teníamos a primera hora. Tras desayunar en la habitación los manjares comprados el día anterior en el supermercado, nos fuimos a la estación de tren, donde teníamos que esperar el autobús que nos llevaría a la aldea de Shirakawa-go.
Seríamos unas 12 personas, un grupo compuesto por gente que se alojaba en distintos hoteles de Takayama, entre los que había gente de Australia, Brasil, Polonia…y nosotros éramos los únicos españoles! Nos resultó raro, porque cada vez que levantamos una piedra, sale un español. Es muy gracioso porque, que yo sepa, no tenemos ningún rasgo característico y sin embargo el 99% de las veces acertamos al ver a alguien que parece español. El otro 1% resultan ser italianos XD
Llegó el autobús y de él salió Yamamoto, nuestro comediante guía, que nos amenizó el viaje de ida hasta nuestro destino. Tras unos 45 minutos de viaje y tras atravesar un túnel de ¡11 kilómetros!, llegamos al fin a Shirakawa-go. Nuestra primera parada sería en el mirador desde el que se contemplan unas espectaculares vistas del valle que, durante las nevadas deben de cortar la respiración.
Después de hacer varias fotos, nos subimos de nuevo al autobús, que nos acercó hasta la propia aldea, donde ya pudimos movernos a nuestro aire durante un buen rato. Para llegar a la aldea desde el aparcamiento, tuvimos que cruzar un puente colgante de hormigón, que he de decir, se tambaleaba lo suyo en determinadas zonas, pero la verdad que mola bastante.
Ya dentro de Shirakawa-go, visitamos dos zonas principalmente, la primera de ellas fue una de las casas Gassho, típicas de la zona y principal reclamo turístico del lugar. Gassho, en japonés, es el gesto que utilizan para rezar, con las manos juntas y los dedos apuntando hacia arriba. Pues estas construcciones reciben el mismo nombre debido a la forma de su tejado, similar a esta postura y su función es evitar que se desplome por acumulación de nieve.
Dentro de una de las gassho que se pueden visitar, se puede tomar té verde gratis (todo el que quieras) y recorrer los 4 pisos que tiene, echando un ojo a diversas exposiciones que tiene, relacionadas sobre todo con herramientas de cultivo, textiles, etc. La verdad que es un sitio precioso y sobre todo diferente a otros lugares de Japón, donde merece la pena perderse durante las dos horitas que dura la excursión.
La segunda zona imprescindible a visitar dentro de Shirakawa-go es el Museo del Festival Doburoku. El Doburoku es un tipo de sake que solo existe en esta región y no está a la venta. Es un sake hecho de arroz, pero se toma sin refinar, lo que le da un sabor especial. Durante el festival que tiene lugar los meses de Octubre, tras entregárselo a los dioses, se reparte al resto del pueblo, en lo que yo creo que debe ser la cogorza del siglo…viene a ser una fiesta de prao a la japonesa, sin faltosos ni chonis.
El museo en sí es muy pequeñito, cuenta con una sala en la que se reproduce un documental que, aunque está completamente en japonés, merece la pena por sus imágenes y después, en la segunda planta solamente hay un par de vitrinas con distintos objetos relacionados con el Festival de esta famosa bebida. Aunque sin duda, lo mejor nos esperaba al salir, ya que nos ofrecieron sake Doburoku para probarlo. No somos mucho de licores ni de alcohol en general, quien nos conozca lo sabe, que yo tomo una cerveza y se me duerme la boca…pero he de reconocer que el Doburoku está muy bueno, me recordó un poco a nuestra Sidrina, aunque más dulce y, lógicamente, más fuerte. Al principio puede resultar algo amargo, pero te deja muy buen regusto y aunque a Aida casi le da pa mal, yo me terminé tomando 2 vasitos más el suyo. No pudimos evitar sentirnos algo especiales al saber que ese licor que habíamos probado, solamente puede tomarse en esta región y así seguirá siendo, ya que como he dicho antes, no se encuentra a la venta, así que si queremos repetir…hay que volver a Shirakawa-go.
Volvimos al autobús a la hora indicada para emprender el camino de vuelta a Takayama, cosa que hicimos entre cabezadas de sueño, para no perder la costumbre. Una vez llegamos y como teníamos previsto, volvimos a repetir comida en el Center 4 Hamburgers, repitiendo también plato, Hamburguesa de ternera de Hida. La chica que nos había atendido ayer, agradecida porque habíamos vuelto, nos regaló un par de piruletas con forma de hamburguesa que nos hicieron muchísima ilusión.
Después de comer, ya nos fuimos a la estación de tren y del resto del día no hay mucho que contar, ya que lo empleamos en el viaje de regreso a Tokio. Teníamos pensado parar en Akihabara, pero quedaba poco para que empezasen a cerrar las tiendas y tampoco nos apetecía andar con la maleta a cuestas, así que nos fuimos al hotel, comprando previamente unos onigiris para cenar tranquilamente en la habitación y descansar para afrontar estos últimos días que nos quedan.
De vuelta en Tokio, de vuelta al ajetreo!
Saludos!
Cualquier sitio «sin faltosos ni chonis» tiene que ser el paraiso xD
Me encanta la facilidad con que manejais nombres japoneses 🙂
Simplemente precioso!!!! Que zona rural más chula, naturaleza y belleza por toda partes!!! Las piruletas de hamburguesa molan mucho jeje y la camiseta del hard rock me encanta!!! Quiero una!!!! 😉 A seguir disfrutando, comienza la recta final… Besitos
Vaya pasada de pueblu. Parez que se da un aire a los de los Alpes suizos. Solo falta la nieve. Un abrazu.
PRE
CIO
SO…
Quiero una hamburguesa de esas… y ese sake… T_T Acabaré yendo, verás…
Precioso,cada vez me arrepiento mas de no haberme apuntao a el viaje,para la próxima .
madre mia que casas mas guapass se ve todo precioso a seguir disfrutando besinosss
jooooo, que aldea tan relinda parece salida de un cuento.