Koufonisia en 2 días

Una de las islas a las que le teníamos más ganas. Rodeada de sus hermanas mayores, Koufonisia pertenece a las llamadas Cícladas Menores, un conjunto de pequeñas islas formado por Iraklia, Schinoussa, Donoussa y las tres islas de Koufonisia (Kato, Pano y Keros).

Día 1

Después de un trayecto tranquilo desde Naxos, el ferry de la compañía Seajets, Caldera Vista, ancló puntual en destino. A las 10:30 de la mañana ya estábamos contemplando el impresionante azul del mar. Un azul que jamás habíamos visto y para el que no necesitaréis filtros en vuestras fotos, porque es tan real como podéis ver en ellas.

Como aún no podíamos hacer check-in, dejamos las maletas en nuestro hotel, Paradise Resort, y nos fuimos a Chora, el pueblo principal. Allí tomamos un delicioso desayuno en Kalamia. Después dimos un paseo por sus calles y aquí nos dimos cuenta realmente de en qué tipo de destino estábamos. Con sus apenas 350 habitantes, la vida se mueve a otro ritmo y solo tienes que pensar a qué playa ir cada día o a qué restaurante ir a comer o cenar.

El sol no dejaba de apretar, así que decidimos aplicarnos el cuento e irnos directamente a alguna de las playas de la isla para poder darnos un chapuzón. Camino a la playa Finikas y justo frente a una taberna encontramos una pequeña playa solitaria con muy buena pinta, así que no nos lo pensamos y allí probamos por primera vez sus aguas. ¿Y qué puede apetecer más después de un buen chapuzón en un día de sol y calor? Pues una cerveza bien fresca. Nos sentamos en una terraza a pie de playa, Porta Beach Bar, y tras ver pasar al camarero con las distintas tapas que allí se ofrecían, decidimos dar buena cuenta de alguna de ellas. Sol, calor, la brisa, el sonido del mar, cerveza fresca, ensalada griega y parrilla de pescaditos fritos, ¿qué más se puede pedir?

No nos vamos a engañar, nos costó mucho levantarnos de allí. La fartura era importante. Como el hotel nos pillaba de camino al siguiente punto del día, decidimos ir a hacer check-in. Nuestra habitación estaba situada en el primer piso y disponía de una amplia terraza con vistas al mar, muy bonita y reformada hace poco.

Después, cogimos el equipo de snorkel (al que ya nos declaramos adictos) y nos decidimos a ir a visitar las pequeñas playas de la zona oeste de la isla. De las 3 que llevábamos anotadas, Julias, Ludiko y Karnagio, nos decidimos por esta última. Allí disfrutamos de una tranquila tarde de snorkel y relax.

Cuando el sol comenzaba a caer, pusimos rumbo al supermercado y descubrimos una pastelería super buena que os recomendamos, Giorgoula, para coger un poco de picoteo para la cena y así disfrutar de la terraza de nuestro alojamiento, ya que después de la copiosa comida, no teníamos demasiada hambre. Ahora solo tocaba descansar (más, si cabe).

Qué bonita es esta isla. Nos ha enamorado totalmente.

Día 2

Amanecer con el sonido de los pájaros y el mar de fondo no tiene precio, la paz que se respira en este lugar nos cautiva completamente.

Desayuno rápido en la terraza de nuestra habitación, cogemos los bártulos playeros y nos disponemos a realizar el camino que lleva a las playas del este de la isla antes de que apriete demasiado el sol.

La intención era llegar a las playas de Gala y Pori, pero cuando llegamos al famoso “ojo del diablo”, el sol calentaba demasiado y preferimos desistir. Si decidís visitar esas playas, os recomendamos informaros del servicio de barco público que sale desde el puerto.

Emprendimos el camino de vuelta con la idea de hacer una parada en una pequeña piscina natural, pero al final decidimos continuar porque estaba llena de gente haciendo cola para sacarse fotos (como suele ocurrir con cualquier spot que se hace medianamente viral).

Decidimos darnos el primer chapuzón de la mañana en Italida, una playa bastante extensa, de arena y agua cristalina. Esta playa suele estar más concurrida, debido a su fácil acceso, pero por suerte o por desgracia, en estos llamados tiempos de COVID, no tuvimos ningún problema al respecto y nos permitió estar un buen rato disfrutándola tranquilamente.

Bien refrescados, avanzamos una base más hacia la playa de Finikas, no sin antes comprarnos en la taberna de la playa Fanos, dos cafés frappé tan de moda en las islas griegas. El resto de la mañana lo pasamos aquí, disfrutando del sol y del calor que tan rápido se empieza a echar de menos cuando volvemos a nuestra tierra.

¿Recordáis la comida del día de ayer? Como no podía ser de otra manera, repetimos restaurante. En esta ocasión, probamos por primera vez (de muchas) la ensalada dakos y unos calamares fritos acompañados de nuestra cerveza griega favorita, Mamos.

Decidimos aprovechar parte de la tarde descansando en la piscina de nuestro hotel y cuando la temperatura comenzó a dar un poco de tregua, nos dirigimos a la playa Ammos, que se encuentra justo al lado del puerto. Allí disfrutamos agotando los últimos rayos de sol hasta que se escondió en el horizonte.

De vuelta al alojamiento, nueva visita al supermercado a por cuatro cosillas para una cena ligera en el hotel y a dar por finalizado el día.

Día 3

Nuevo y último día, desayuno rápido y a la playa Ammos, sin pestañear. Queríamos aprovechar ese ratito de la mañana para poder darnos una ducha antes del check-in, que lo teníamos a las 12 y así ir bien fresquitos en el ferry que nos llevaría a Santorini.

Ducha rápida, check-out y un último paseo por el pueblo para hacer algunas fotos, que teníamos la cámara abandonada.

Como hasta las 13:30 no salía el ferry, decidimos tomar un tentempié en Opsianos. La idea era tomar algo sencillo, pero al final no pudimos resistirnos a unos gofres que aparecían en la carta y terminaron siendo de tamaño XXL. Sin lugar a duda, una buena despedida de la isla.

Ahora sí, ya en el puerto, nos despedimos con tristeza, pero con la certeza de volver a visitarla algún día, de una de nuestras islas preferidas de este viaje.

Koufonisia, de aguas cristalinas y ambiente cautivador. Hasta la próxima!

Os dejamos a continuación el mapa con todos los lugares interesantes marcados: