Road Trip USA, Viaje 2017

Día 1 – Un mal comienzo

Hoy era el gran día, ese día que llevábamos esperando desde noviembre del año pasado. Hoy era el día en que cerrábamos maletas y nos íbamos por primera vez a América. Nos levantamos con muchísima ilusión y nervios, deseando que llegasen las 8 de la tarde para tomar el vuelo a nuestra primera parada, Barcelona. Como casi siempre, fue mi suegro el que nos acercó al Aeropuerto de Asturias, allí a las 19.55, partía nuestro vuelo.

Este salió con media hora de retraso, pero realmente no nos importaba mucho, ya que teníamos hasta las 3 de la madrugada para empezar a facturar el siguiente vuelo. A las 22.30 aterrizamos en Barcelona. Allí nos esperaba nuestro amigo Dani, que ahora vive en la ciudad condal y fue toda una sorpresa para Fon que no sabía nada (Gracias Dani por ir a recogernos y hacer más amenas nuestras horas en el aeropuerto).

Cuando nuestro amigo se fue, las siguientes tres horas de espera transcurrieron entre lectura, videojuegos y alguna que otra cabezada. A las 3 en punto nos fuimos al mostrador de facturación de Alitalia. Delante de nosotros ya había 3 o 4 parejas esperando. Media hora más tarde, extrañados porque el mostrador no abriese aún y tras observar a varios grupos de personas que se amontonaban y hablaban, empezamos a sospechar. Me fui a mirar las pantallas de información y tras consultar la web de AENA, el vuelo seguía en tiempo y programado según lo previsto. Tras regresar a la cola de nuevo y con la mosca detrás de la oreja, les pregunto a un grupo de personas y me informan que habían recibido un email donde se les notificaba que el vuelo había sido retrasado hasta las 11 de la mañana (5 horas) y, por lo tanto, perderíamos nuestro enlace en Roma.

Esperamos a que abriese facturación para ver qué solución nos daban. Tras abrir, nos confirman lo que nos temíamos, nuestro vuelo había sido cancelado. Lo que había empezado con ilusión, ahora se transformaba en una odisea: ¿cancelado? ¿y ahora qué hacemos? Nunca nos habíamos visto en esta situación y el pensar que las vacaciones podrían verse truncadas, con lo que llevábamos esperándolas, nos abrumaba.

Nos enviaron a las ventanillas de Air Europa, para que nos buscasen un vuelo alternativo. Damos gracias a que estábamos los terceros en la cola, porque solo había una chica atendiendo y tardaron en llegar a nosotros como 1 hora y media. La hora y media más larga de mi vida, en la que también buscamos incluso alternativas para comprarnos un nuevo vuelo e irnos, pero los precios, como podéis imaginaros, eran prohibitivos.

Afortunadamente, nos encontraron asiento en un vuelo que salía 4 horas más tarde al nuestro, vía Paris, con Air France. Terminada la tragedia, pudimos facturar las maletas con Air France y pasar el control de seguridad sin ningún problema. Previamente, recogimos un vale de desayuno que nos entregaba Alitalia como compensación por las horas de espera.

El vuelo a Paris transcurrió con algo de nerviosismo, ya que, tras salir con algo de retraso de Barcelona, teníamos 45 minutos escasos antes de que cerrasen las puertas del siguiente embarque.

Una vez en Paris, comprobamos que en el control de pasaportes había una cola impresionante. La mala suerte no terminó con la cancelación del vuelo de Alitalia, ya sabíamos a ciencia cierta que íbamos a perder el vuelo de conexión. Estábamos pasando un momento desesperante, cuando de repente, una chica, pasó corriendo por debajo de todas las cintas de seguridad, comentando al resto de pasajeros que allí esperábamos, que perdía su vuelo de conexión. Fon y yo nos miramos y nos dijimos, ¡Ahora o nunca! Y con las mismas, empezamos a correr y hacer lo mismo que ella.

Creíamos que después de esto todo sería pan comido, pero no, hoy la suerte no estaba de nuestro lado. Tras pasar el control de pasaportes, aún teníamos que cambiar de área, cogiendo un autobús. Autobús que estaba en otra planta, con su cola de espera y su demora habitual. Los nervios iban en aumento y las dudas de qué hacer si perdíamos este vuelo no nos dejaban pensar con claridad. Llega el autobús, miramos el reloj: bien, tenemos 10 minutos. Nos bajamos del autobús cuando apenas quedaban 2 minutos para el cierre del embarque. Llegamos al área correspondiente y comprobamos la puerta: número 49 (perfecto, la última de toda la terminal…). Un par de minutos de cardio y llegamos a la puerta de embarque, prácticamente los últimos en llegar. Fon pasa su billete por los tornos… verde, ¡está dentro! Paso yo y… Error, ¡rojo! “Señorita pase por aquí…” ¿De verdad? No me lo podía creer. Me toca el nuevo control aleatorio de seguridad para EEUU.

Tras este olvidable periplo, por fin estamos en el avión. Ya nos vamos relajando, nos esperan 11 horas de vuelo hasta Los Ángeles. Ya estamos a bordo, muy cansados pero felices de haberlo conseguido. Tras despegar y como llevábamos algunas cosas en el equipaje de mano, decidimos ir al baño a cambiarnos y asearnos, ya que después de la sesión de atletismo y los nervios, necesitábamos una puesta a punto. Ya refrescaditos y sentados en nuestros asientos (que por cierto nos tocaron en “primera fila”, con un espacio extra para las piernas), nos ponemos una peli y por fin, relax.

Pero aún quedaba la guinda del pastel. Comienzan a servir la comida y con tan buena suerte, que una botella de 7up se cae al suelo y empieza a salir espuma cual botella de champán en una fiesta de Navidad. Asientos, pared, tablet y ropa se empaparon de arriba a abajo… yo comencé a llorar, no por la “pingadura” obviamente, pero eran demasiadas cosas y me derrumbé, ¿qué más podría pasarnos? ¿Qué se estrelle el avión? ¡Venga va! La pobre azafata pasaba cada hora a preguntarme qué tal estaba, me hubiese gustado decirle que no estaba disgustada porque me empapase, que solamente se trató de un cúmulo de circunstancias y cansancio que llegaron a superarme, pero solo quería intentar dormir y llegar a Los Ángeles de una vez.

El vuelo se hizo largo, era tal el cansancio, que no era capaz ni a dormir (con la facilidad que yo tengo para dormir en los aviones). Por fin a las 16.30 tocamos suelo americano y rezamos porque nuestras maletas estuviesen allí y no nos tocase el control de seguridad de EEUU.

Pasamos bastante rápido el control de seguridad y pudimos recoger nuestras maletas sin problema.

Salimos del aeropuerto y nos dirigimos a la parada de los autobuses de compañías de alquiler de coches. Al minuto, el autobús de Avis ya estaba allí. Llegamos a las oficinas de la compañía y tras hora y media por fin era nuestro turno. Teníamos alquilado un Ford Mustang o “similar”, pero no había disponibles en ese momento. Nos ofrecían un BMW de categoría superior, pero nosotros queríamos nuestro Ford Mustang o en su defecto, también nos servía un Chevrolet Camaro (como para hacerle ascos)… Le preguntamos cuando llegaría uno y nos dijo que tendríamos que esperar alrededor de una hora. Aceptamos. Al fin y al cabo, después de todo lo que habíamos pasado, qué más da una hora arriba que abajo.

Una hora que se transformó en hora y media o dos… Nuestro flamante Mustang negro llegó, nervios, muchos nervios por conducir por las carreteras de USA y por coger por primera vez también un coche automático.

Nos dirigimos a nuestro hotel, pero antes queríamos parar en el Randy´s Donut, una tienda muy cerca del aeropuerto, donde degustar unos donuts buenísimos.

Empezamos a comprobar que no iba a ser tarea fácil llegar al hotel. El cansancio acumulado tras dos días completos sin dormir, el agobio del mal viaje que tuvimos y que se nos había hecho completamente de noche, estaban haciendo muy difícil la conducción.

Nuestro GPS nos dice: “Ha llegado a su destino. Su destino se encuentra a la izquierda”. ¡Bien! Qué inteligente el GPS, odio cuando hace esto. Y ahora, ¿cómo giramos a la izquierda? Seguimos unos metros más adelante y realizamos un cambio de sentido. Justo en ese momento, suena una sirena. Nos asustamos, pensando que habíamos cometido nuestra primera infracción de tráfico nada más pisar suelo americano porque no podía realizarse un cambio de sentido allí. Con todo el cuerpo temblando, nos apartamos en el arcén, esperando ver llegar a los policías. En ese momento, vemos pasar una ambulancia a todo gas con la sirena puesta. Uf, menos mal, no era la policía, solo una ambulancia (esperamos que no haya pasado nada grave, por cierto).

No podíamos más, el día había sido muy duro y estábamos derrotados. Compramos nuestros donuts y nos fuimos. Ni fotos, ni tan si quiera los probamos, estos nos sirvieron de desayuno para el día siguiente.

Pusimos rumbo al hotel, que se encontraba a 20 minutos y al que tardamos en llegar 1 hora aproximadamente. Nos perdíamos continuamente, era imposible circular por los 7 carriles y atascos de las autopistas de Los Ángeles a esas horas y con los cerebros a medio gas.

Por fin, a las 10 y media de la noche llegamos a nuestro hotel. Veíamos muy complicado el tema de conducir por USA y nos agobiamos un poco al pensar en los casi 5000 km que nos quedaban por delante.

Hoy había sido un mal día y solo necesitábamos descansar para que todo terminase. Solo esperábamos que todo fuese a mejor, y lo fue, creedme!

 

8 comentarios en “Día 1 – Un mal comienzo”

  1. Cuando un viaje así empieza de esta forma te desesperas…lo sabemos muy bien…
    Por suerte luego te serenas, abandonas la ciudad y la conducción es más fácil…
    Me ha encantado vuestro: no sin mi mustang!! XD
    Un saludo

    1. Recuerdo haber leido en vuestro blog que vuestro comienzo tampoco fue nada bien. Lo bueno que solo puede ir a mejor, jeje. El mustang es el coche preferido de Fon y tenía que ser si o si. Gracias por comentar! ??

  2. ¡Ains, mis chicos! ¡Qué mal lo pasasteis! Nosotros, desde aquí, nos acordábamos tanto de cómo os estaría yendo…
    Pero bueno, como ya sabemos, todo fue a mejor… ¡Y tenemos ganas de leerlo! 😉
    ¡Besis mil!

  3. Menudo agobio chicos, que sensación de impotencia y nervios tuvisteis que vivir. Menudo empezar. Menos mal que al final llegasteis a EEUU y lo disfrutasteis. Esperando más entradas jijiji

    1. Fueron unos momentos de horribles y lo pasamos super mal. Ahora queda como una anectoda y lo principal es que todo fue a mejor y disfrutamos muchísimo del viaje. Gracias por leernos chicos!

  4. Hola chicos,
    Me encanta vuestro blog! stoy preparando nuestro viaje a la Costa Oeste para agosto de este año y me estáis sirviendo de mucha ayuda. Estoy deseando leer vuestros siguientes post.
    Os quería hacer una pregunta. ¿El coche lo alquilasteis directamente en la página de Avis o a través de algún buscador? Estoy viendo bastantes diferencias de precio y me da un poco de miedo llegar a L.A. y encontrarme con que no tengo coche por haberme ahorrado unos eurillos…..
    Mil gracias.

    1. Hola!

      Nos alegramos mucho de que te estén gustando nuestros post! A ver si nos ponemos con el resto del diario. Pues el coche lo alquilamos a través de una agencia de confianza que nos daba mejores precios que en internet y ellos nos lo tramitaron directamente con Avis. Si quieres podemos pasarte su e.mail y teléfono.

      Nosotros este año volvemos a USA, haremos en agosto la Ruta 66 completa y también tenemos el coche alquilado a través de ellos.

      Cualquier cosa que necesites aquí estamos.

      Gracias por leernos! 😉

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.