Vaya tela!

Bueno, pues ya estamos de vuelta en Tokio, a solo 3 días de volver a nuestro país y sin ganas de que esto se termine, aunque por otra parte tenemos unas ganas terribles de volver a ver a nuestros perritos, que son los únicos que no entienden que estamos de vacaciones 🙁

Las siguientes entradas seguramente no sean muy extensas ni tengan mucha chicha, ya que no nos queda ninguna visita importante por hacer y simplemente vamos a pasarnos estos últimos días disfrutando de la ciudad, su comida y sobre todo, sus tiendas.

Esta mañana, ya sin madrugones, volvimos a disfrutar del copioso desayuno que nos ofreció el buffet del hotel y nos pusimos en marcha hacia Nippori, donde queríamos visitar una famosa calle repleta de tiendas de telas y textiles en general, llamada Nippori Textil Town. Llegamos bastante rápido, ya que nada más salir de la estación está perfectamente indicado y enseguida pudimos ver alguno de los carteles de los establecimientos.

Para cualquiera que le guste la costura, como es el caso de Aida, esto es un auténtico paraíso, la cantidad y variedad que hay es brutal y encima son telas hechas aquí, en Japón. La tienda en la que más tiempo estuvimos fue una llamada Tomato, que tiene varios locales en esta calle y que nos habían recomendado su visita previamente. Estaba llena de gente mirando y comprando sin parar en los 4 pisos con los que cuenta, divididos por tipos de telas y demás. Lo más curioso fue el hilo musical de la tienda, ver a las señoras de más de 60 años comprando a ritmo de punk rock con grupos como Millencolin o Lagwagon sonando…rozaba lo absurdo.

Con unas cuantas telas y puntillas en la bolsa, nos fuimos al segundo destino de la mañana, el Centro Pokémon, en Hamamatsucho. Otro destino de fácil y rápido acceso, ya que prácticamente desde que sales del tren, está indicado a lo largo de la estación. El que sea un poco friki de Pokémon, podría pasarse horas en esta tienda porque no sabría qué elegir, ya que hay miles de cosas distintas relacionadas con esta franquicia, desde palillos hasta peluches, pasando por galletas, camisetas, material escolar, etc. Nada más entrar, una simpática dependienta nos dio la bienvenida regalándonos un par de pegatinas para ir entrando en calor mientras nosotros no sabíamos en qué dirección caminar…hay tantas cosas y molan tanto todas! Además este año hay bastantes cositas nuevas con motivo del estreno de la película Pokémon X/Y.

Después de comprar unas cuantas cosillas nos volvimos a Akihabara para visitar una de las tiendas que más nos habían gustado en 2012 y que se había trasladado a otro edificio. Se llama Yellow Submarine y cuenta con varias plantas de coleccionismo en general, figuras, maquetas, cartas, bjd…otra auténtica maravilla para volverte loco, aunque solo sea mirando. En realidad no sabemos si todas las plantas del edificio forman parte de Yellow Submarine o es son varias tiendas independientes…en cualquier caso, es una pasada, puedes encontrar de todo y es solamente un edificio de los muchos que hay por Akihabara.

Llegó la hora de comer y lo hicimos en un lugar muy especial, el primer sitio en el que comimos la primera vez que vinimos a Japón, el Gundam Café! Mola muchísimo este restaurante, la decoración está muy cuidada, acorde a la estética Gundam y la comida está tematizada con motivos de la serie. Aquí podéis ver los platos que hemos elegido esta vez:

Tras comer, volvimos al hotel a dejar las bolsas con las comprillas y nos fuimos al último destino del día, Shibuya. Tomamos el tren en la estación de Okachimachi, que es la que más usamos por ser la más cercana al hotel y en unos 10-15 minutos habíamos llegado. El objetivo era claro y es lo que hay que hacer nada más llegar, ver la estatua del perro Hachiko, atravesar el paso de peatones del cruce principal y subir a la terraza del Starbucks a tomarse un café mientras dejas pasar el tiempo, observando a miles de personas yendo y viniendo sin parar.

Después estuvimos recorriendo algunas de las calles y tiendas de la zona cercana a la estación, hasta que de repente llegó la hora de cenar y lo hicimos en un restaurante de sushi, que ya hacía varios días que no lo probábamos. Como siempre, genial y bastante barato, te pones morao en este tipo de locales sin gastar mucho.

Esta vez no tuvimos la suerte de ver ningún músico en la calle, que suelen dar un ambiente increíble mientras paseas, pero bueno, pudimos disfrutar de Shibuya de nuevo, que es lo importante.

Esto empieza a terminarse de nuevo, parece mentira que sea la segunda vez que estamos aquí y que enseguida vayamos a dejarlo atrás, así que nada, a relajarse y seguir disfrutando estos dos días que nos quedan.

Saludos!!