Arrivederci Kioto. Por segunda vez nos despedimos de esta maravillosa ciudad, con la esperanza de volver de nuevo, algún día.
Cogimos algo en el supermercado para desayunar durante el primer trayecto en Shinkansen que nos llevaría hasta Nagoya, más o menos media horita de trayecto. Una vez en Nagoya, teníamos unos 10 minutos para abordar el siguiente tren, así que nos fuimos directamente a él, que ya estaba estacionado en el andén correspondiente. Nos esperaban unas dos horas de viaje hasta Takayama, el destino principal del día de hoy y donde nos alojaríamos esta noche.
Como no podía ser de otra manera, nos pasamos casi todo el trayecto durmiendo como japoneses, aunque despertamos a tiempo para empezar a disfrutar del paisaje que nos rodeaba. Takayama o Hida-Takayama es una ciudad que se encuentra en las montañas conocidas como los Alpes Japoneses y lógicamente tiene un carácter más tradicional. Pero no penséis que es un pueblecito perdido con cuatro habitantes, esto es una señora ciudad, sin rascacielos, vale, pero bastante extensa y con una variedad increíble.
El hotel en el que nos hospedamos se llama J-Hoppers y forma parte de la misma cadena que los Hanna Hostel, por tanto siguen siendo habitaciones japonesas (tatami, futón, etc.) y ambiente mayormente joven e internacional. Llegamos a las diez de la mañana más o menos, así que como aún no podíamos hacer uso de la habitación, dejamos la maleta en el guardaequipajes (¿se llama así?) y nos fuimos a dar una vuelta por la ciudad.
Hida-Takayama tiene la particularidad de tener mercadillo en sus calles a diario, así que es lo primero que estuvimos viendo. Era parecido al que visitamos hace dos años en Kioto, con multitud de antigüedades a la venta, algunas muy chulas como cámaras de fotos superviejas, telas para kimono, teteras, etc. Paseando por el mercadillo nos llamó la atención una tienda en la que había una especie de hornillo del que estaban sacando lo que parecían como panecillos y tenían bastante buena pinta, así que decidimos entrar a husmear. Había distintos sabores y todos tenían un botecito con trocitos para probarlo. Nosotros escogimos unos que parecían tener un toque a chile, pero no picaban demasiado y estaban deliciosos. Para que os hagáis una idea, son muy parecidos en textura al Pan de Gamba chino, aunque más crujientes.
Mientras devorábamos la bolsa de las tortitas-panecillos-crujientes, nos dimos de bruces contra una de las cosas que queríamos visitar, las llamadas Old Private Houses, una serie de calles repleta de edificios tradicionales que ha sido preservada por el Gobierno y que cuenta con algunas destilerías de sake y multitud de tiendas varias. Pasear por esta zona te transporta de inmediato al período Edo japonés, es una pasada.
Nuestra segunda visita fue el antiguo edificio del Gobierno, conocido como Takayama-Jinya, donde, bajo el mandato del Shogun, se realizaban diversas labores administrativas como el control de impuestos en la localidad. Dentro pudimos ver multitud de salas como alojamientos del Oficial, sala de conferencias, habitaciones para la ceremonia del té, baños…hasta una pequeña sala de interrogatorios en la que se exhibía algún artilugio utilizado para torturar a los interrogados. En la parte final de la visita también hay un pequeño museo con interesantes piezas expuestas, desde la hoja de una katana, hasta antiguos planos de la zona. La verdad que nos encantó este lugar.
La hora de comer se aproximaba y teníamos clarísimo dónde lo íbamos a hacer, de hecho una de las razones por las que vinimos a Takayama era para poder degustar la famosa ternera de Hida. Para quien no lo sepa, la carne de Hida en Japón es tan famosa como la mucho más conocida internacionalmente carne de Kobe. Queríamos probarla de dos formas distintas, para el mediodía en hamburguesa y para la cena al fuego.
La hamburguesería se llama Center 4, es famosísima en la localidad e incluso cuenta con certificación de Tripadvisor, siendo considerada como el segundo mejor restaurante de la zona. Lo más llamativo es su ubicación, ya que para acceder al local, hay que atravesar una pequeña tienda de antigüedades, salir a un pequeño jardín y al final está la puerta. El establecimiento es muy muy pequeño, por lo que tuvimos que reservar hora para poder asegurar sitio y tiene una decoración americana, que aunque desentona bastante, le da mucha personalidad. No pudimos sacar fotos del local en sí ya que estaba prohibido, sin embargo sí que se pueden tomar fotos de la comida, así que os presentamos la mejor hamburguesa que hemos comido en nuestra vida:
¿Conocéis la expresión «explosión de sabor»? Pues esta hamburguesa es su definición, sin más.
Es probable que mañana repitamos antes de marcharnos a Tokio, ya que Aida estaba algo malita y no pudo disfrutarla al 100%. Tenía un dolor de cabeza y cervicales tremendo, así que probamos suerte en una farmacia local a ver qué pasaba. En cuanto entramos y vimos que era un señor mayor, nos temíamos que no iba a haber manera de entendernos, sin embargo, haciéndole un gesto de «dolor de cabeza» lo pilló a la primera. Aún así, para confirmarlo, sacó una especie de agenda electrónica/traductor y nos mostró en pantalla «headache» (dolor de cabeza en inglés)…gesticulando se entiende la gente!!
Pasamos buena parte de la tarde en la habitación del hotel descansando, hasta las siete más o menos, cuando Aida estaba algo recuperada para irnos a cenar. En esta ocasión elegimos el restaurante Maruaki, muy cerca del hotel, en el que volvimos a comer ternera de Hida pero de una forma distinta.
Las mesas del restaurante tienen un pequeño brasero en el que puedes ir haciéndote la carne a tu gusto. Nosotros pedimos una pequeña ensalada para empezar y después un plato para compartir, en el que venían varias piezas de ternera distintas acompañadas de setas, berenjena, col…para hacer a la brasa. No sé si en las fotos se apreciará, pero este tipo de carne tiene vetas de grasa repartidas de manera uniforme, lo que la hace extremadamente tierna, tanto que parece que se deshiciese en la boca. Es absolutamente espectacular.
Tras salir de allí, fuimos a un Family Mart a comprar el desayuno para el día siguiente, así como un par de helados para culminar la fartura. Decir que también tenemos helado favorito aquí en Japón, es este:
Es un ladrillo de galleta, relleno de nata y láminas de fino chocolate crujiente…pfffff, brutal!
Pues nada más por hoy, mañana nos toca visitar una aldea histórica y regresar de nuevo a Tokio en la recta final de nuestro viaje.
Nos vemos!
Otro día más, más sorpresas y encantos de Japón. Vaya pinta que tiene la hamburguesa!!!! Y el helado igual!!! Como os estáis poniendo jejeje. A seguir disfrutando. Besinssss 😉
Los mercadillos esos tiene que ser la caña, como para llenar una maleta con cosas molonas que no sirven para nada XD
Curioso lo de las Old Private Houses son todas negras?? tengo que investigar un poco sobre ellas, la verdad es que caminar por ahí tiene que ser increíble!! Os pusisteis morados de sake eh!! XD
El Takayama-Jinya se ve impresionante, ademas esta muy bien conservado, es una pasada que se pueda visitar completo.
Viendo esa carne estoy babeando sobre el teclado…madre mia que pintaza!! Me encantan esas barbacoas en la mesa (En Korea son muy tipicas) te haces las cosas a tu gusto, por cierto tarda mucho ? y los humos y olores?? por que lo mas parecido aquí debe ser la carne a la piedra XD
No sabes lo bien que me vendría ahora mismo a mi ese helado XD
Más Japón tradicional; me está encantando chicos…
Si metes tres helados de esos en la maleta llegará algo, ho? 😉