Esta SÍ es la entrada de hoy, día 31 de Agosto. El tiempo se nos echó un poco encima y no pudimos subir en su momento la del día de ayer, así que ración doble.
Hoy tocó madrugón de los buenos, teníamos que coger el Shinkansen que nos llevaría a nuestra segunda parte del viaje, Kioto. Como a esas horas no estaba abierto el comedor del hotel, decidimos comprar café y unos bollos de Melón Pan en el Family Mart el día anterior para desayunar durante el trayecto.
Este año hemos sido previsores y hemos hecho la reserva de todos los viajes en Shinkansen que tenemos previstos, así que no hace falta preocuparse por tener asiento. El viaje en Shinkansen resultó ser comodísimo, tanto que no pudimos resistir al gas del sueño japonés y sucumbimos sin remedio. Aún así, en el tiempo que estuvimos despiertos pudimos disfrutar del estupendo paisaje a través de las ventanillas, incluida una impresionante vista del monte Fuji.
Después del viaje de casi tres horas, llegamos a Kioto, donde nos esperaba un clima bastante más caluroso y el Sol empezaba a dejarse ver. Tras pasar la puerta principal de la espectacular estación de tren, la Torre de Kioto nos daba la bienvenida por segunda vez y le correspondimos haciéndole algunas fotos.
Hemos vuelto a escoger Hana Hostel para nuestra estancia en Kioto, ya que tiene muy buena relación calidad-precio y lo más importante, que está ubicado a pocos metros de la estación de tren y autobús. Llegamos demasiado pronto, así que aún no tenían lista la habitación, pero no había problema porque teníamos plan para pasar la mañana.
Dejamos la maleta y las chaquetas en el hotel y nos fuimos a la estación para coger el autobús que nos llevaría a Ohara, uno de los lugares que no pudimos visitar en nuestra anterior aventura. El trayecto fue de aproximadamente una hora, lo que se nos hizo un poco largo y acabamos durmiendo a la japonesa una vez más. Nada más llegar a la parada de bus de Ohara comenzó a llover un poquito y la temperatura se notaba algo más fresca, así que perfecto.
Ohara es una pequeña y tranquila población agrícola en la que se puede saborear un poco la esencia del Japón rural. La verdad que ya nos apetecía un poco de naturaleza entre tanto edificio y tanto neón. No tardamos mucho en llegar a nuestro destino, el templo Sanzen-in, un pequeño complejo con unos jardines preciosos en los que poder evadirte durante un buen rato. Durante la subida hacia la entrada al templo, se pueden encontrar varios puestos de dulces, comida e ingredientes tradicionales y en nuestro caso, un amable señor nos ofreció probar algo de lo que tenía a la venta. Eran unas bolitas hechas de harina que en cuanto las probamos tuvimos que coger una bolsa porque estaban de rechupete! Se parecen mucho a las que comimos en Asakusa hace unos días pero sin relleno. Con el estómago en calma tras este delicioso aperitivo, nos adentramos en las instalaciones del templo.
Disfrutar de un paseo admirando los jardines con sus estanques llenos de carpas, los suelos cubiertos de musgo, sintiendo el tatami bajo nuestros pies y acompañados por el sonido inagotable de las cigarras…la verdad que te sientes como si no necesitases nada más, es pura y completa paz.
Sin duda, las estrellas del templo son las pequeñas estatuillas Jizo que hay repartidas por la zona. Son realmente simpáticas y muy fotogénicas. Entre tanto verde, llegó la hora de comer y aún nos quedaba otra hora en el viaje de vuelta a Kioto, así que al llegar decidimos comprarnos unos Onigiri y un poco de pollo frito en un Family Mart para comerlo en la habitación del hotel mientras descansábamos para la excursión de la tarde.
Tras la comida y el descanso, nos pusimos en marcha hacia uno de nuestros lugares favoritos de Japón, el santuario Fushimi Inari. La verdad que no se tarda nada en llegar, son un par de paradas desde la estación de Kioto y nada más llegar a Inari, lo primero que ves es la entrada al santuario. Esta vez lo disfrutamos el doble, nuevamente gracias al clima, porque en nuestro anterior viaje, el Sol y el calor nos hicieron imposible llegar a la cima de la montaña, pero esta vez lo conseguimos! Es maravilloso recorrer el camino durante el día, atravesando las infinitas puertas Tori que lo componen, pero por la noche lo es aún más, todo adquiere un tono mucho más misterioso, además no hay casi turistas a esa hora y es más disfrutable. Si alguna vez tenemos la suerte de poder repetir nuevamente el viaje, seguirá siendo uno de los destinos fijos a los que sigamos yendo.
Con el reto superado y un considerable dolor de pies, debido al cansancio acumulado desde que llegamos a estas tierras, nos pusimos en marcha de vuelta a Kioto para cenar. Decidimos ir a la zona de restauración de la estación de tren, ya que cuenta con una amplia variedad para todos los bolsillos y paladares. Tras una primera vuelta de reconocimiento y ver que el restaurante Rico (restaurante español al que fuimos hace dos años y no pensábamos volver) había desaparecido, el olor de Okonomiyaki recién hecho nos hizo decantarnos por este increíble plato.
Para quien no lo conozca, se trata de una especie de tortilla hecha a la plancha, cuya masa consta principalmente de huevo y repollo entre otros ingredientes. En esta ocasión pedimos uno de cerdo y noodles (fideos) que estaba de muerte. Junto con un entrante de pollo frito con cebolla verde, nos gastamos unos 1600¥, osea unos 12€ como mucho.
Tras la cena nos volvimos al hotel a descansar porque estamos rotos de tanto caminar y necesitamos seguir frescos porque aún nos quedan bastantes días por delante.
Mañana más Kioto y más templos!
Salud!
Que sitios mas chulos y la comida tiene muy buena pinta
bueno chicos seguir disfrutandooo besinosss
Es una maravilla todo y de momento, toda la comida que vamos probando está deliciosa 🙂
Menudos paisajes tenéis, preciosos.
¡Me están dando muchas ganas de ir! Sobre todo por la comida que tiene una pintaza…
Cualquier rincón en la zona de un templo puede servir para hacer una bonita foto, es increíble.
Ya sois habituales del Family Mart XD dios ojala existiera algo similar aquí, me solucionaría mucho la vida, te imaginas que te entre el hambre y entrar en un supermercado así ? haría competencia incluso a mercadona XD
Si soy yo me hubiera parado en todos los puestos a comprar algo para probar XD las bolitas esas tienen pinta de ser esponjositas y deliciosas. Sin duda el santuario Fushimi Inari es una visita obligada, es increíble, en cuanto vi las fotos del musgo no pude evitar pensar en Mononoke y Chihiro, se debe respirar una paz, me parece un lugar perfecto para inspirarse. Por la noche tiene que ser magico…veo la foto y casi me parece oir un carro de comida ambulante atendido por un kyūbi no kitsune que por supuesto solo vende Kitsune Ramen con grandes porciones de aburage.
Bua el Okonomiyaki tiene una pinta brutal, tengo que probar a hacerlo un dia con fideos a ver que tal, y el pollo parece delicioso T_T dios que hambre ….
Lo de los Family Mart, Lawson, 7Eleven, etc…es una pasada, cada 100 metros te tropiezas con uno y tienes de todo, desde revistas de manga hasta comida recién hecha. Eso sí, lo mejor es el pasillo de las chucherías, no sabes por dónde empezar.